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jueves, 28 de mayo de 2015

De pie.

...Acá estoy, sigo luchando, cargando esta enferma sensación que me lleva lentamente al reposo menos deseado.

Tratando de anclarme a la vida, sí, me asusta saber que no se con que me voy a encontrar del otro lado. Me desespera... Quiero correr y gritar y dejar todo atrás como en una carrera, pero se que este veneno me va a seguir a donde vaya, hasta secarme.

Con esa certeza clavada en mi mente me juré que esperaría mi destino final de pie...
Cada vez me cuesta más resistir, la maldita y fugaz; volátil vida se empeña en deshacerse de mi existencia despojado de todo rastro de amor... Estoy en pedazos. Que venimos a buscar en esta vida si no es amor? El mayor tesoro que pueda existir, es lo único que nos podría consolar en el último segundo, para que ese suspiro final sea pleno, satisfecho, reconfortante.

Es como una especie de juego de mesa, con fichas. Las que se mueven van a decidir el destino del las demás, y del propio juego. Tal vez el final sea solo la consecuencia de lo que pasó en medio. Tal vez el maldito amor que se burla de mi hoy sea una consecuencia o tal vez; hoy; solo sea un capricho del destino.

Me extingo desde adentro, ya puedo sentir como se escapa la esencia que da la vida. Empiezo a notar como el cuerpo se prepara.

Ya no estoy de pie, he caído. Intenté levantarme apoyado en la ilusión del amor y creí que mágicamente sería también el remedio de mi enfermedad...
Estaba tan cerca de descubrirlo que casi pude sentirlo.

Ahora mismo estoy de rodillas, suplicando por un poco de tiempo. Tiempo. Tiempo... Un tiempo más aquí en la tierra, de pie sobre ella. El amor no llega, no llega se escapa, corre, se aleja de mi y con el se aleja el calor de la vida.

Nunca sabre ya, como se siente tu piel desnuda, tu respiración en mi cuello. Como sabré si me recordarás con ese amor que no me diste y que ahogó el capricho egoísta de no querer pecar?...

Solo estoy, tengo frío, no entiendo ya los latidos de mi corazón destrozado y el miedo me invade y  me debilita; pero aún así, intentaré estar de pie cuando la nada me abrace y enfríe para siempre todo mi ser...




(G. Bisio)

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